lunes, 30 de noviembre de 2009

Entrevista con el Dr. Félix Cantarovich "Donar órganos no es regalar, es COMPARTIR una fuente de vida"


En el programa de hoy tuvimos la grata presencia del Dr. Félix Cantarovich, primer director del INCUCAI y docente de la UCA. Insistó en la necesidad inminente de un cambio en el mensaje de la donación de órganos, dijo que "Donar no es regalar, sino compartir una fuente de vida".
Algunos fragmentos que valen la pena destacar
"El cuerpo después de la muerte es una fuente insustituible de vida".
"Durante la vida, todos somos receptores de órganos NO donantes. Donantes somos después de la muerte, a excepción de algunos órganos tales como el riñón que puede ser donado en vida"
"20 personas mueren por día en el país en lista de espera injustamente(...) la sociedad misma se está quitando la posibilidad de superar la muerte"
"La educación es la clave para superar la situación actual. Es necesario que el cambio en el mensaje sea incluido en los curriculums escolares, especialmente en la educación primaria, ya que los niños no tienen prejuicios. luego debe ser reforzado durante todo el trayecto escolar.
"los medios de comunicación masivos deberían dar un mensaje masivo, pero continuo y no anecdótico que impacta pero luego queda en cenizas"
"El 60% de los familiares que pierden un ser querido dicen que no a la donación debido al dolor por el ser perdido, sin embargo es necesario comprender que donar no es regalar sino compartir una fuente de vida"

Si estás interesado en escuchar la entrevista completa, podés descargar el programa desde el link en el blog y por cualquier consulta que quieras hacer, dudas, información, podés escribirnos a sinmiedoysinpiedad@yahoo.com.ar

La lucha contra el dengue


Una luchadora contra el dengue

ANDREA GAMARNIK "Una luchadora contra el dengue". (Fuente: Diario Clarín)

Es bioquímica y dirige el laboratorio contra el virus del Dengue del Instituto Leloir. Acaba de ganar el premio L´oreal- UNESCO por la mujer en la ciencia.
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Silvina Schuchner.
sschuchner@clarin.com

El laboratorio huele a fenol, algún solvente o cloroformo. Andrea Gamarnik está tan acostumbrada a convivir con ese olor que no le llama la atención. Huele a laboratorio. Hay tubos de ensayo por todas partes, frascos, frasquitos y escritorios repletos de carpetas. Desde la ventana se ve Parque Centenario y por el pasillo, la nueva ala del edificio del Instituto Leloir, todavía sin muebles. Gamarnik lo muestra orgullosa: se nota que acá encontró su lugar. Después de recibirse de Bioquímica con honores y doctorarse en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, realizó estudios de posgrado en la Universidad de California, en Estados Unidos, y trabajó en una empresa de biotecnología. Pero sentía que le faltaba algo. "Vivía en una ciudad hermosa, tenía amigos, un trabajo donde me pagaban muy bien pero me faltaba el sentido de lo que hacía. Hacer Ciencia en Estados Unidos satisfacía solamente mi curiosidad. Pero yo estudié en una universidad pública, no pagué un centavo y no podría haber estudiado de otra manera. Me entusiasmaba volver al país para investigar y formar gente acá", dice.

A fines de 2001, cuando el país estallaba al ritmo de los cacerolazos, decidió regresar: había ganado un concurso del Instituto Leloir. Acá organizó el primer laboratorio de Virología Molecular con el objetivo de investigar la biología del virus del dengue. Y ahora acaba de ganar el Premio Nacional L'Oréal-Unesco "Por la Mujer en la Ciencia", que cuenta con el respaldo del Conicet.

A ocho años de haber vuelto al país, cuenta que nunca se arrepintió de su decisión, a pesar de que le llevó dos años de terapia. En jeans, con anteojos de marco colorado y un pearcing en la ceja derecha, reconoce que lo único que extraña es la diversidad de San Francisco. "Acá nos vestimos todos iguales, nos peinamos todos iguales", dice y ríe. Gamarnik es una apasionada de lo que hace. "Para investigar, además de ser curioso y un poco obsesivo, tenés que estar predispuesto a equivocarte y a no sentirte mal cuando te equivocás. En general, uno trabaja tratando de descubrir lo que no sabemos. Si uno es un poco soberbio, en el sentido de que no le gusta equivocarse, es difícil. Pero a mí me resulta divertido, un desafío constante".

¿Por qué elegiste trabajar con el virus del dengue?

En San Francisco trabajé con el virus de la polio, con el virus del sida y de la hepatitis C. Cuando decidí volver, pensé que en esos virus había muchos laboratorios trabajando. Y me puse a leer qué virus en latinoamérica era importante y estaba poco estudiado. Así elegí el dengue. En Argentina, en ese momento no se hablaba mucho, pero en Brasil era un tema serio. A mí me gusta hacer ciencia básica, elegir un virus como el del dengue que tiene un contenido social importante y preguntarnos cómo funciona ese virus. Y por otro lado, poder obtener respuestas que aporten al desarrollo de vacunas (ver recuadro).

¿Qué significa ganar el premio L'Oréal- Unesco por la Mujer en la Ciencia?

Es un premio estímulo a un proyecto que estamos desarrollando. Uno puede preguntarse si está bien que exista un premio para la mujer cuando no hay premios sólo para hombres. Creo que es importante para generar cierta conciencia social de que no hay igualdad de géneros en la Ciencia y en muchas otras áreas. En la Ciencia, la mujer sufre discriminación, es mucho más sutil que la que existía hace 50 años. Las estadísticas muestran que en el Conicet entran más mujeres, pero las categorías más altas siguen ocupadas en un 90% por hombres.

¿Sufriste alguna discriminación?

Es sutil, a lo mejor no tengo ejemplos míos. Pero mi sobrina, que es abanderada, quería estudiar Física y los profesores le decían que era una carrera muy difícil para una chica. La discriminación es un problema cultural. Para cambiarlo no hay que empezar por el Conicet sino por el jardín de Infantes.

Fuente: http://www.clarin.com

lunes, 23 de noviembre de 2009

Retomamos la opinión de Gary Cohen, experto en Salud Ambiental. Aquí compartimos la nota completa publicada por el diario Clarín

GARY COHEN: ESPECIALISTA EN SALUD AMBIENTAL
"Los hospitales deberían servir también para que la gente se enferme menos"
Las instituciones médicas pueden enseñar prevención, procesar bien sus desechos y hasta eliminar el mercurio de sus termómetros. También, trabajar con la comunidad para mejorar el ambiente y ampliar la idea de salud.

Este experto en temas internacionales de salud y ambiente conoce en profundidad el sistema de salud norteamericano y es un militante en la pelea para que la reforma que se está discutiendo en los EE. UU. incluya las cuestiones ambientales. Recorrió el mundo difundiendo estos principios, promoviendo acciones concretas que puedan llevar adelante estas ideas. Comenzó hace quince años en su país y hoy la ONG que fundó y preside, "Salud sin Daño", está en más de 50 países. En la Argentina, sus estudios sobre el impacto tóxico del mercurio llevaron a su eliminación en termómetros y otros instrumentos que se emplean en hospitales y clínicas. Gary Cohen, formado en filosofía en la Universidad de Clark, Boston, dice que "si la población y el gobierno argentino entendieran que la fiebre del dengue también está ligada al cambio climático, cambiaría el modo de enfrentar sus efectos y sus causas". Y explica: en todo el planeta los niños tienen el derecho a nacer libres de tóxicos en su cuerpo. El derecho a un medio ambiente saludable es un derecho fundamental del siglo XXI.Frente a tantas evidencias de los estragos causados por la contaminación, ¿qué podemos hacer para proteger mejor nuestra salud?Antes pensábamos que el medio ambiente y la salud eran cosas independientes. Pero son una misma cosa. Es imposible tener a gente sana en un planeta enfermo; es imposible curar a los enfermos con hospitales que están ya ellos mismos enfermos. Quien necesita entender esto primero es el sector de la salud, ya que es su función curar a las personas. Si están contaminando, tenemos una enorme contradicción. Y no sólo tienen que entenderlo sino que deben enmendarse, empezando por limpiar su propia casa, los hospitales y las clínicas. Esto significa, entre otras cosas, no quemar desechos médicos, no usar mercurio, usar jeringas más seguras, construir edificios que sean más saludables. En pleno debate sobre la reforma del sistema de salud en su país, ¿cuál es el trasfondo de lo que está en juego, desde su punto de vista? Mire, Estados Unidos gasta más dinero en el cuidado de la salud que cualquier otra nación de la Tierra, pero la salud de su población se ubica debajo de la de otros once países industrializados. Las enfermedades crónicas como cáncer, trastornos del aprendizaje, obesidad, diabetes, asma e infertilidad están en aumento. En EE. UU., uno de cada dos hombres tiene probabilidades de desarrollar un cáncer, mientras que para las mujeres es de una cada tres. El cáncer de mama ahora afecta a una de cada siete mujeres. Y todo el sector del cuidado de la salud aún está orientado al manejo de las enfermedades crónicas en lugar de a su prevención. En EE. UU sólo el 4% de los gastos totales de salud están orientados a la prevención. Como sociedad, no ponemos foco en la relación entre el ambiente y aparición de enfermedades crónicas, a pesar de que se sabe que estos vínculos se están haciendo cada vez más fuertes.¿Es un problema de intereses económicos o hay además un factor cultural en juego? Una de las razones importantes por la que no estamos enfocados en la prevención es que hay empresas poderosas en el sector salud que se benefician del tratamiento de la enfermedad con tecnologías y drogas caras, en lugar de su prevención. Así que la financiación del cuidado de la salud es un problema importante. Pero otro motivo es que los médicos y las enfermeras no están capacitados para comprender estos vínculos. En EE. UU. tenemos muchas enfermeras y otros trabajadores en los hospitales que están, ellos mismos, enfermos de asma. Las probabilidades más altas de que un adulto que está en un lugar de trabajo contraiga asma se dan en los hospitales. Algo parecido ocurre en cuanto a la energía y el clima. Hay una conexión directa entre el uso de centrales térmicas a carbón y otros combustibles fósiles con impactos en la salud. Los hospitales utilizan grandes cantidades de energía, que contribuye a más calentamiento global y también a más enfermedad. ¿De qué manera se propagan las enfermedades por la contaminación con sustancias tóxicas?Hay cada vez más pruebas de las conexiones entre el cáncer y las sustancias químicas, con la infertilidad, y la salud reproductiva del hombre y de la mujer, debido a sustancias químicas tóxicas. Hay conexiones entre los problemas de aprendizaje y las sustancias químicas tóxicas. Y hay incluso conexiones con enfermedades de la vejez, como el mal de Alzheimer, el Parkinson y otras enfermedades autoinmunes. La exposición que tienen los niños en el vientre materno y en el primer par de años de vida es el período más importante, debido a que en el feto en desarrollo y en el niño en desarrollo, son muchos los sistemas del cuerpo que se están desarrollando. O sea que insertar una sustancia química en ese proceso de desarrollo puede comprometer a los genes y las hormonas en formas que impactarán más tarde en la vida. ¿Y el cambio climático? ¿Cuál es su incidencia directa? Deberíamos experimentar el cambio climático también como una crisis de la salud pública. Por ejemplo, Argentina, en este momento, está teniendo la fiebre del dengue. La propagación de la fiebre del dengue está directamente relacionada con el cambio climático. Porque a medida que hace más calor, los mosquitos pueden llegar a mayores alturas. Otro ejemplo: hace 25 años, la malaria se daba en una elevación de 100 metros, ahora se da a 213 metros de altura. Malaria, fiebre del dengue, virus del Nilo occidental, todas esas enfermedades infecciosas se están propagando. A medida que las temperaturas suben, la contaminación del aire en ciudades como ésta y otras mega-ciudades del mundo va a ser mucho más severa. Los problemas de asma van a aumentar. Problemas como lo que llamamos "golpe de calor" aumentan. Y hay más: la dioxina, que se forma cuando se queman plásticos clorados (PVC y otros tratados con cloro), produce cáncer, problemas de aprendizaje, endometriosis e infertilidad. Y también está relacionada con muchas otras enfermedades. ¿No hay conciencia de las consecuencias de esa contaminación?En este momento, el Banco Mundial nos está diciendo que debido a la construcción de incineradores en China, las emisiones de dioxina a nivel global pueden duplicarse. O sea que es un problema no sólo referido a un país en particular sino global. Lo mismo ocurre con el mercurio: hay una relación directa entre la cantidad de mercurio a la que están expuestos los niños y los problemas neurológicos. Y la razón por la cual en EE. UU. conseguimos que el sector de la salud eliminara el mercurio fue que el Center For Disease Control, la gran organización de salud en el país, dijo que ya había suficiente mercurio en los bebés cuando nacían como para causar potencialmente problemas de aprendizaje. En otras realidades, como las de los centros hospitalarios de los países latinoamericanos, ¿cómo pueden cambiar estas cosas cuando se está en la primera línea de la trinchera, enfrentando epidemias y cuadros extremos?Ciertamente, la mayor causa de enfermedad es la pobreza. Y todo lo que acompaña a la pobreza: falta de agua limpia, de una vivienda adecuada, de aire puro. La gente más pobre en general trabaja en las peores condiciones y tiene una mayor exposición al medio ambiente. Pero también entendemos que los hospitales no sólo deben servir para atender las enfermedades; deben ayudar a que la gente se enferme menos, trabajando en prevención. Se pueden encontrar maneras de apoyar comunidades más saludables capaces de prevenir parte de la diabetes, de la tuberculosis, de las enfermedades a las que contribuyen las condiciones ambientales. ¿Qué tipo de iniciativas ayudarían a un cambio en esa dirección? A veces, no cuestan mucho. No cuesta más procesar los desechos médicos de manera responsable que procesarlos quemándolos. Se puede evitar que los niños jueguen en medio de los desechos médicos, donde se pueden llegar a pinchar con agujas y otras exposiciones con más probabilidades de tener problemas de salud. No cuesta más eliminar el mercurio y de esa manera evitar que haya derrames de mercurio en los hospitales. En algunos lugares hay incluso un pensamiento más visionario. Encontramos un hospital en Colombia que, como no había agua potable para una aldea, y la gente se enfermaba debido a la falta de agua potable, ellos mismos empezaron a crear una instalación para dar agua potable y después se la ofrecieron a la comunidad. En otra comunidad vimos que habían instalado un molino de viento para dar electricidad al hospital, pero después sobraba energía del molino de viento y entonces dieron electricidad al pueblo. El hospital se convierte así en fuente de un proceso de curación más amplio antes que en una fuente de daño o un centro de emergencias. Con paneles solares, agua limpia; educando a la comunidad sobre cómo evitar las exposiciones ambientales o cómo tener una comida más saludable. En muchos sentidos, los adalides para esta tarea son las enfermeras, los médicos y la gente que trabaja en los hospitales. Copyright Clarín, 2009.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Nuestro próximo programa...


En nuestro próximo programa, tendremos la grata presencia de la presidente de la Asociación Civil "Haciendo camino", Catalina Hornos.

Haciendo Camino es una Asociación Civil sin fines de lucro, cuyos integrantes y colaboradores trabajan desde principios del año 2006, para transformar la dura realidad que se vive diariamente en la localidad de Añatuya, intentando mejorar las condiciones de vida de grupos y familias en situaciones de extrema necesidad.

La Diócesis de Añatuya es una de las más pobres de la Iglesia Católica, esta situada al nordeste de la provincia de Santiago del Estero a 190 km. de la capital provincial, y abarca 68.000 kilómetros cuadrados.
Al norte limita con la Provincia del Chaco. Al este con las provincias de Chaco y Santa Fe. Al suroeste limita con la Diócesis de Santiago del Estero, siendo el límite el río salado.
La problemática social es compleja y el cuadro de situación general está enmarcado en un escenario socio-económico de marginalidad y pobreza, no únicamente en relación a carencias materiales inmediatas sino a la falta absoluta de oportunidades de reconocerse como ciudadanos plenos y concientes de los derechos y deberes necesarios para construir su propia historia.
Las problemáticas que aquejan a la población incluyen cuadros de violencia familiar, desnutrición, hacinamiento, maltrato pasivo o activo, falta de hábitos de orden e higiene, entre otros.


Para mayor información, pueden contactarse con la Asociación a través de la página web http://www.haciendocamino.org.ar/


No dudes en comunicarse con nuestra producción por consultas y/o colaborar con la organización "Haciendo Camino". Escribinos a sinmiedoysinpiedad@yahoo.com.ar